martes, 11 de febrero de 2014

En estas últimas semanas anda la red muy revuelta, la campaña para desterrar los mitos del autismo está en pleno auge. Y es que desterrar mitos es muy importante, le permite a la sociedad una visión más real sobre la gran diversidad que existe en las personas que tienen un Trastorno de Autismo o Asperger. Pero quizá se nos ha olvidado explicar cómo son en realidad. Claro que esto es muy difícil, porque no hay dos personas iguales. Pero sí existen unos patrones comunes que describen la problemática de estas personas.
Por ejemplo, en el autismo, los aspectos más importantes están relacionados con la conducta, los problemas de comunicación, incluyendo los problemas de lenguaje, la literalidad, estereotipias, etc,… Toda una retahíla de aspectos comunes que de hecho son usados como puntos diferenciales en la elaboración de diagnóstico. Sin embargo en el Asperger, a mi modo de ver los grandes olvidados, esto no es tan evidente.
En primer lugar se tarda mucho más en diagnosticar. Aunque existen casos puntuales de diagnóstico temprano, la excepción solo sirve para confirmar la regla. Esta diferencia temporal hace que las personas con Asperger sufran a diferentes niveles, principalmente emocionales (y a la hora de ir al colegio, también físicos), la incomprensión, la confusión, los problemas afectivos se alían para que estas personas tengan que superar unas grandes barreras. Nos encontramos con diferentes tipos de conducta, desde extra pasiva a muy agresiva, desde la superconformista al inconformismo extremo.
He de reconocer que la convivencia con personas con Asperger a veces es difícil, pueden llegar a resultar muy irritantes. Creo que en la misma proporción que los demás les resultamos a ellos. Pero a cambio nos enseñan mucho, se ha hecho muy popular la frase de “Mis compañeros se burlan de mi porque soy diferente, yo me burlo de ellos por ser todos iguales”, y es que esta frase encierra en sí misma mucho más de lo que a priori una pueda advertir. Muchas personas con Asperger se denominan “Aspies”, en una especie de acción de reafirmación positiva de su diferencia. Esta auto-determinación lingüística, incrementa realmente su diferencia, pero a veces no hay más remedio, les hace formar parte de al menos un grupo, el de los “Aspies”. Y este es un hecho indicador de su aislamiento social.
En estos días han aparecido en diversos medios de comunicación informaciones sobre el hecho que determinadas empresas contratan a personas con Síndrome de Asperger, dado que las “especiales capacidades” de estas personas les hacen ideales para determinados trabajos. A mi, personalmente me parece que jactarse de este hecho es lamentable. Es como un proxenetismo laboral. Aprovecharse de un grupo social y luego venderlo como si fuesen sus salvadores y que estas personas a su vez les deben algo. Si el titular dijese que “el servicio de limpieza ha contratado a mujeres por sus especiales capacidades para barrer”, seguro que se les caía el pelo. Pero como lo que hacen es contratar a personas excluidas y de paso “aprovecharse” de sus capacidades especiales -como si fuesen bichos raros- entonces son unos santos.
En una reciente conversación me comentaba una joven que quien más ayuda necesitaban no eran ellos, eran sus padres. Y ante mi siguiente pregunta al respecto de dónde se sacaba esa idea, fue bastante fulminante: “Solo has de ver que se pasan horas en el Facebook leyendo poemas y viendo fotos relacionadas con el tema, para, en vez de estar realmente intentando comprendernos, sentirse mejor ellos” Y cuando le dije que yo misma pasaba muchas horas en ese tipo de actividad que acababa de reprochar, me dijo “Entonces tú también necesitas ayuda”. Y claro, ¡se quedó tan ancha! En ningún momento pretendió ofender, o realizar un ataque. Sencillamente dijo lo que pensaba de forma directa y sin adornos. No existe una empatía en esa frase, no puede ver la parte emocional de sus padres, que también necesitan sentirse comprendidos para afrontar el día a día. Realmente esa visión de egoísmo paternal puede resultar preocupante, y evidentemente no creo que sea una verdad absoluta, pero sí me ha hecho reflexionar de forma serena. Son diferentes puntos de vista, ni mejores ni peores, solo diferentes. Pero debemos procurar entender su particular visión del mundo. Acercarse en vez de juzgar, y comprender en vez de acusar.
Otros aspecto, que no deja de resultarme curioso, es ese modelo tan estricto en algunas ocasiones y tan relajado en otras. Incluso la gran diferencia que existe entre hombres y mujeres, no quizá en la base, pero si en la globalidad. Sus obsesiones incluso pueden resultar muy divertidas, y si somos capaces de entenderlas, descubriremos que no son tan diferentes de muchas que también tenemos“los demás”. Su torpeza social es algo evidente, a veces son muy tímidos y otras veces son “demasiado” lanzados y directos. Y las situaciones que este tipo de actitud provoca, han de ser recibidas con sosiego. Igual que la joven que acusaba de forma directa a su madre y otras madres de que en vez de estar intentando comprenderla compartían poemas y fotos, no deja de ser una forma curiosa de afrontar un problema. Quizá el problema de comunicación esté en nuestro lado, que no sepamos enfocar bien las situaciones.
Dedicar tiempo a hablar sin una predisposición previa a nada, como si de una charla de café se tratase, ayuda mucho a saber cual son sus problemas, sus dudas, sus enfados,…, en resumen sacar poco a poco esa información que nos va a ayudar a ser más tolerantes, a sabe escuchar con calma, a no perder los nervios, a comprender que no todo el mundo piensa como nosotros, a aprender en suma, las muchas cosas que estas personas tan singulares pueden ofrecernos. Y al mismo tiempo, ayudarles a que ellos puedan comprender mejor nuestra “extraña” forma de ser y actuar.

No hay comentarios: